

Un dolor pequeñito para un hombre grande.
En nuestro trabajo, como fisioterapeutas, conocemos a un sin fin de personas, unas más interesantes que otras, pero todas fascinantes. En fin, nuestro trabajo es como abrir todos los días una cajita de sorpresas, no sabemos que pueda ocurrir: un paciente nuevo, un caso difícil, uno muy fácil, alguien que te arranque una carcajada, la preocupación enorme de alguien por sí mismo o por algún familiar… Me gustaría compartirles un caso que muestra la maravilla de esta cajita, el e