Un dolor pequeñito para un hombre grande.

En nuestro trabajo, como fisioterapeutas, conocemos a un sin fin de personas, unas más interesantes que otras, pero todas fascinantes. En fin, nuestro trabajo es como abrir todos los días una cajita de sorpresas, no sabemos que pueda ocurrir: un paciente nuevo, un caso difícil, uno muy fácil, alguien que te arranque una carcajada, la preocupación enorme de alguien por sí mismo o por algún familiar…

Me gustaría compartirles un caso que muestra la maravilla de esta cajita, el encuentro con un paciente que, sin duda, me alegra cada vez que entra a mi clínica.

Alberto es un hombre de sudamérica, su historia, su ir y venir por el mundo, por la historia de latino américa y la profunda persona que es, lo hacen una persona interesantísima y adorable.

Llegó con un diagnóstico de desgarre del músculo supraespinoso, es una lesión crónica; todo el dolor por el que ha pasado en la vida, hacen que, para este hombre, esta lesión sea lo menos grave y molesto que le ha pasado, hasta que un día se hartó y acudió a atenderse, sabe que le duele, pero Alberto ha tenido que no hacerle caso a sus dolores ni a los físicos ni a los del alma, así que es difícil que se concentre en describirme sus síntomas pero lo más increíble es que no solo es difícil para él sino también para mí, Alberto llega puntual y él, casi sin proponérselo escoge un tema y empieza a enseñarme de lo que sea: COMIDA, HISTORIA, POLITICA, “EL CHUPACABRAS”, tiene eso que tienen los grandes hombres: es generoso , ni un dejo de soberbia asoma por un palabra suya, es una persona muy importante y cualquier historiador podría aprovechar cada minuto a su lado para hacer notas, yo , solo me siento al lado de él, abro los ojos, el oído y trato de absorber cada palabra suya. Es un honor para mí, y mientras tiene la compresa puesta y conectado el TENS, me habla de lo que sea, de lo que yo quiera, MUSICA, LA FAMILIA, EL DIA INTERNACIONAL DE LA MUJER, TANGOS, entonces tengo que hacer una pausa dolorosa y preguntar por su hombro y el casi no le da importancia.

Hace poco al explorarlo me di cuenta de que el dolor ya no es en el hombro si no en el trapecio por una contractura muscular, empecé a tratarlo y con la mirada de un niño (rebasa los 70 años) va al “cuarto de los espejos” en donde pusimos una marquita para saber hasta dónde puede subir el hombro sin dolor, va entusiasmado al espejo y con ojos brillantes me dice: “MIRA, LLEGO MAS ALTO!!!!! Lleno de alegría! , un logro muy pequeño, comparado con todos los de su vida pero EL SECRETO ES: QUE HASTA EL MAS PEQUEÑITO LOS VIVE COMO EL MAS GRANDE y lo más extraordinario de su parte, es que con todo lo mal que a veces lo han tratado los seres humanos, tiene la generosidad de compartir lo grande de su alma con su FISIOTERAPEUTA.

Para mí, es un honor……

Los datos del paciente han sido cambiados por su privacidad.

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